¿No logras conciliar el sueño? ¿Te levantas cansado? Posiblemente estos síntomas sean
causados por distrés.
El estrés es un mecanismo de defensa de nuestro organismo que se activa cuando
percibimos una situación de amenaza o emergencia, no es una respuesta tan negativa
como solemos creer, ya que nos facilita el proceso de adaptación, que en nuestra vida es
una constante.
Cuando estos niveles de estrés aumentan entramos en el plano del distres, un concepto
que en su definición no parece atesorar síntomas muy sanos e importantes de combatir
asertivamente pues de lo contrario puede traer perjuicios y malestares a nuestro día a
día.
Biológicamente no estamos preparados para tanta energía que llega cuando los índices
del distres se activan, generándonos barreras negativas para nuestro sistema vital,
convirtiéndose en un obstáculo que superar para poder gozar de una vida sana.
Podemos entre varios síntomas experimentar sensaciones relacionadas a la ansiedad,
temor, tensión en los hombros, cuello, insomnio y muchas veces fatiga física y mental.
Es muy importante que te mantengas alerta a las situaciones que te producen “distres”
para que logres darle un manejo consciente.
Aquí te damos algunos tips que te ayudarán a controlarlo de manera asertiva.
Hacer algún deporte, te ayudará a liberar endorfinas (químicos del cerebro que
nos ayuda a sentirnos bien).
Come de forma regular y equilibrada.
Duerme lo suficiente, mínimo 6 horas.
Medita, te ayudará a traer tu atención al tiempo presente, aquí y ahora.
Resuelve los problemas pequeños, te ayudará a tener una sensación de
control.
Comparte lo que sientes con un amigo, familiar o terapeuta.
Diviértete, encuentra una actividad que te relaje y ayude a recargar de
energía.
Respira profundamente cuando lo necesites, un tip para saber si lo estás
haciendo de forma adecuada es tomar de referencia la respiración que realizas
cuando estás durmiendo.
Olvídate del “hubiera” y enfócate en las demás soluciones que tienes a tu
disposición. Sustituye el “no puedo” por “¿cómo puedo?”.
Sé consciente de tus pensamientos, pregúntate ¿Qué puedo sacar bueno
de esto?”.
No te sobrecargues de actividades, aprende a delegar y a buscar ayuda cuando la
necesites.
Realiza estiramientos y pausas activas cada 2 horas.
No formules casos hipotéticos, observa las situaciones sin observaciones ni
apreciaciones.
Y lo más importante cambia lo que puedas cambiar, acepta lo que no puedas, e intenta
una compensación si la situación es seria o duradera y no malgastes tiempo en lo que no
tiene solución.